A lo largo de sus ciento ocho años de historia, el Hospital de Mar ha tenido diferentes vidas. Nació en noviembre de 1914 en unos pabellones provisionales para hacer frente a una epidemia de fiebre tifoidea que asolaba Barcelona. 100 años después, el Hospital de Mar es un hospital general moderno, universitario, activo e investigador, con una amplia tradición de servicio en la ciudad, que trabaja para seguir creciendo y adaptándose en los nuevos tiempos.
Durante los primeros veinte-y-cinco años de historia del Hospital de Mar, entre 1914 y 1939, la denominación oficial del Hospital de Mar fue la de Hospital Municipal de Infecciosos.
Su creación había sido una de las medidas del Ayuntamiento de Barcelona no solo para combatir una terrible epidemia de tifus, sino también para evitar de nuevas en el futuro.
La sencillez de las primeras instalaciones y las consecuencias de nuevos y todavía más mortíferos brotes epidémicos hizo evidente, bien pronto, que la capital catalana necesitaba un nuevo recinto hospitalario para luchar contra las dolencias infecciosas.
La Exposición Internacional de 1929 hizo posible este nuevo hospital que, dramáticamente, sería bombardeado y en parte destruido durante la Guerra Civil.
El mismo arquitecto que lo había diseñado lo tenía que reconstruir solo diez años más tarde.
El año 1939 las nuevas autoridades franquistas rebautizaron el antiguo Hospital Municipal de Infecciosos con el nombre de “Nuestra Señora del Mar”. No fue el único cambio que experimentó la institución: todos sus trabajadores fueron depurados políticamente por su actuación durante la Guerra Civil.
Todo y las dificultades de la posguerra, el Hospital consiguió ser líder en mejoras como por ejemplo la creación del primer pabellón de investigaciones médicas —gracias al impulso de sus facultativos y de los políticos locales encargados de la sanidad municipal—, el estreno del primer pulmón de acero y la creación de la primera Unidad de Cuidados Intensivos.
Durante el franquismo el hospital tuvo que hacer frente a nuevas epidemias, como por ejemplo la del tifus exantemático de 1942, la crisis de la polio durante las décadas de 1950 y 1960 y también el último brote masivo de cólera, en fechas tan tardías como el año 1971.
El año 1948 Alexander Fleming visitó la España franquista invitado por el Ayuntamiento de Barcelona, para inaugurar las instalaciones todavía en obras del nuevo pabellón de investigaciones médicas del Hospital de Mar.
Durante su estancia, el científico escocés pronunció numerosas conferencias y fue nombrado académico de honor de la Academia de Medicina de Cataluña. El descubridor de la penicilina, que había recibido el premio Nobel de Medicina tres años antes, fue recibido con los brazos abiertos por los barceloneses de la posguerra, muchos de los cuales habían salvado su vida gracias, precisamente, a su hallazgo, que nunca quiso patentar para favorecer la difusión.
Fleming —francmasón y pacifista— destacó precisamente el aprecio espontáneo recibido en las calles de la ciudad. Durante el viaje, que continuó por Sevilla y Madrid, su mujer contrajo una dolencia que le provocó la muerte un año después.
Después de la muerte del dictador, el noviembre de 1975, Barcelona y todo el Estado abrían un nuevo capítulo de su historia, marcado encara en aquellos años por las incertidumbres por el futuro político. Todo y las dificultades, la transición hacia la democracia parecía irreversible y el Hospital de Mar, como no podía ser de otro modo, participó activamente de aquel ambiente transformador.
Restaurado el Ayuntamiento democrático, pocos años después la designación de Barcelona como sede de los Juegos Olímpicos de 1992 marcó un antes y un después en la historia del hospital, que experimentaría las obras de mejora más importantes desde los tiempos de la Exposición Internacional de 1929.
Durante las últimas dos décadas el hospital se ha consolidado como uno de los nodos más dinámicos de conocimiento asistencial, docente y de investigación de la capital catalana, integrado dentro del actual Parc de Salut MAR.
El Mar fue el hospital olímpico de la Barcelona de 1992 no solo durante los quince días de competiciones deportivas, sino también durante un periodo más amplio, entre los días 10 de julio y 14 de agosto. Y también lo fue entre los días 28 de agosto y el 17 de septiembre, durante la celebración de los Juegos Paralímpicos.
Bajo la coordinación del Dr. Pere Benito, el equipo médico de la Familia Olímpica —en servicio durante las veinticuatro horas— llegó a atender hasta 954 pacientes.
El Laboratorio Antidopaje del Hospital garantizaba día y noche la realización de los controles antidopaje de los atletas. El Hospital también fue el encargado de llevar a cabo los análisis de control de sexo.
El año 1992 también se lleva a cabo el ambicioso proyecto de integración funcional para el conjunto del Instituto Municipal de Asistencia Sanitaria (IMAS), consolidando el Hospital de Mar como hospital de alto nivel y centro de su actividad hospitalaria. El Hospital de la Esperanza se especializa, pues, en la actividad quirúrgica, el tratamiento de la patología del aparato locomotor y la actividad rehabilitadora, actuando como hospital complementario.
El junio de 2008 se ponía la primera piedra de un nuevo plan de ampliación del recinto de la Barceloneta, programado en tres fases, que las dificultades económicas y el contexto de crisis internacional hicieron parar hasta el año 2014.
El 3 de noviembre de 2014, el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat de Cataluña firmaban un convenio por el cual se reactivaban las obras de modernización del hospital. La reanudación de los trabajos, coincidiendo con la celebración del primer siglo de historia de la institución, hizo patente el papel estratégico que tiene el hospital para la capital catalana al mismo tiempo que permite mantener la apuesta por las líneas de atención sanitaria de alta especialización (terciarismo).
En mayo del 2017 se inauguró la primera fase de el proyecto global de Ampliación y Remodelación del Hospital de Mar que consisten en 15.877 m² nuevos en un edificio, el edificio B, de cuatro plantas (dos en sótano y dos en altura). Esta es una primera pasa que constituye una notable mejora, sobre todo por la agrupación de los servicios oncológicos, la actualización de equipaciones y la confortabilidad de los pacientes y usuarios, especialmente a los servicios de urgencias y de ginecología-obstetricia. Aun así, es solo la primera de tres fases necesarias para conseguir el despliegue de servicios, la integración funcional de servicios especializados y la capacidad necesaria para atender nuestra área de referencia, las dos siguientes fases serán imprescindibles.
La segunda fase del plan de ampliación dará un nuevo impulso en el Hospital de Mar, resolviendo algunas de las necesidades de espacio actuales y, con infraestructuras y equipaciones que permitan una respuesta personalizada y eficiente ante cualquier situación.
Las fases no representan únicamente un desarrollo arquitectónico, sino que permiten revisar y actualizar los procesos, actualizar la tecnología, adaptarse a los ciudadanos y grupos de interés y mejorar la propuesta de valor.
El 9 de marzo de 2022, el Gobierno aprueba la financiación de las obras de ampliación del Hospital de Mar con fondo que forman parte del programa REACT del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER). Con este nuevo impulso de 85,6 millones de euros, se financiará la obra y parte de la equipación de la segunda fase de estos trabajos, que ya están en marcha con las tareas previas al escombro de las estructuras existentes, gracias a las aportaciones de la Generalitat y del Ayuntamiento de Barcelona, de 2,5 millones de euros para el proyecto ejecutivo y de 11,4 para la primera parte de las obras.
El tercer edificio del proyecto de ampliación permitirá que el Hospital de Mar supere los 100.000 m² de superficie. Cuando el Hospital 2030 sea una realidad, dispondrá de 544 camas y 54 de críticos y semicríticos. También habrá 24 quirófanos.